6/2/15

Vida Facil.

Escapando en búsqueda de lo lógico, una salida, una esperanza que aparezca en la mitad del camino, correr es lo único que me queda ¿nadie ayuda? No es el momento de gritar por rescate, no hay tiempo. Solo correr y tener suerte, solo correr y ser libre.

Recuerdo que era un día Jueves por la madrugada, la gente proletariada se levantaba para ir a sus respectivos trabajos, aun poseía esa resistencia al sueño acostumbrado a desvelarme jugando alguna campaña de algún buen juego, restringiéndome de la realidad para entrar a un mundo donde nadie es dueño de nada, donde el rey puede ser tu enemigo y aun así triunfar, eran días de vagancia extrema, mi cuerpo era flácido y la mayor parte del tiempo olía mal, no salía para ningún lugar excepto para hacer las necesidades básicas y de paso recogía alimentos en la nevera para volver a la cueva. Era enfermo y lo disfrutaba.


¿Amigos? ¿Vida social? ¿Amor? Eran falsos para necesitarlos, no extrañaba nada de lo que la gente consume afuera, era un lugar maravillosamente sorprendente que consumía a sus moradores día a día, noche a noche ese lugar te atrapaba, en la cama, en la silla, todo el tiempo desperdiciado conectado a la red mundial, viendo algún video viral, escuchando música plástica, dejándose llevar por las modas e insultando a través de una pantalla. Nada es real pero aun así era simplemente perfecto.

Sudado de día, olvidado en la noche, las semanas pasaban y el infortunio no se presentaba.

Cansado de tal vida, nuestro protagonista sin nombre aparente, tomo su toalla y sus productos de limpieza que tan amablemente le regalo su mama, se dirigió hacia la ducha, dejando salir el agua golpeo su cuero de cerdo, su piel se erizo convirtiéndose en un pollo obeso, restregando la espuma sobre sus pezones masculinos se produjo un acontecimiento que no ocurría hace bastante tiempo, él estaba bañándose, el mismo, dejo su cuarto por una refrescante ducha helada. Esto es una aventura fascinante, sí señor, una gran historia.


Luego de su impresionante forma de hacer algo, vistió ropa limpia y se destinó a salir de su casa para caminar un rato por el parque que estaba a la vuelta de su hogar, se detuvo justo antes de abrir la puerta que lo separaba del mundo exterior, tenía miedo, inseguridad con respecto a su cuerpo, inseguridad en su aspecto, en la forma de vestir, en la forma de caminar o de expresarse, podía insultar a gente por internet cuantas veces quisiera pero no conseguía atravesar esa barrera del mundo real.


55 minutos después murió en la entrada de su casa, fue enterrado en un cementerio caluroso y el ataúd fue llevado por diez hombres que tomaban relevos por la pesada carga. 

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