Escapando en búsqueda de lo
lógico, una salida, una esperanza que aparezca en la mitad del camino, correr
es lo único que me queda ¿nadie ayuda? No es el momento de gritar por rescate,
no hay tiempo. Solo correr y tener suerte, solo correr y ser libre.
Recuerdo que era un día
Jueves por la madrugada, la gente proletariada se levantaba para ir a sus
respectivos trabajos, aun poseía esa resistencia al sueño acostumbrado a
desvelarme jugando alguna campaña de algún buen juego, restringiéndome de la
realidad para entrar a un mundo donde nadie es dueño de nada, donde el rey
puede ser tu enemigo y aun así triunfar, eran días de vagancia extrema, mi
cuerpo era flácido y la mayor parte del tiempo olía mal, no salía para ningún
lugar excepto para hacer las necesidades básicas y de paso recogía alimentos en
la nevera para volver a la cueva. Era enfermo y lo disfrutaba.
¿Amigos? ¿Vida social? ¿Amor?
Eran falsos para necesitarlos, no extrañaba nada de lo que la gente consume
afuera, era un lugar maravillosamente sorprendente que consumía a sus moradores
día a día, noche a noche ese lugar te atrapaba, en la cama, en la silla, todo
el tiempo desperdiciado conectado a la red mundial, viendo algún video viral,
escuchando música plástica, dejándose llevar por las modas e insultando a
través de una pantalla. Nada es real pero aun así era simplemente perfecto.
Sudado de día, olvidado en la
noche, las semanas pasaban y el infortunio no se presentaba.
Cansado de tal vida, nuestro
protagonista sin nombre aparente, tomo su toalla y sus productos de limpieza que
tan amablemente le regalo su mama, se dirigió hacia la ducha, dejando salir el
agua golpeo su cuero de cerdo, su piel se erizo convirtiéndose en un pollo
obeso, restregando la espuma sobre sus pezones masculinos se produjo un
acontecimiento que no ocurría hace bastante tiempo, él estaba bañándose, el
mismo, dejo su cuarto por una refrescante ducha helada. Esto es una aventura
fascinante, sí señor, una gran historia.
Luego de su impresionante
forma de hacer algo, vistió ropa limpia y se destinó a salir de su casa para
caminar un rato por el parque que estaba a la vuelta de su hogar, se detuvo
justo antes de abrir la puerta que lo separaba del mundo exterior, tenía miedo,
inseguridad con respecto a su cuerpo, inseguridad en su aspecto, en la forma de
vestir, en la forma de caminar o de expresarse, podía insultar a gente por
internet cuantas veces quisiera pero no conseguía atravesar esa barrera del
mundo real.
55 minutos después murió en
la entrada de su casa, fue enterrado en un cementerio caluroso y el ataúd fue
llevado por diez hombres que tomaban relevos por la pesada carga.
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