Fulminante y especial risa que esta vez me agrada, que esta vez la quiero sentir en mi piel, pero no aparece. Su felino rostro que en ocasiones me llama la atención siempre está en silencio, sus extraños labios agrietados los observo moverse pero no los oigo. Su espíritu se aparta de mí y la pierdo de vista.
Tampoco es un desnivel muy grande o prolongado, tan solo es algo que me intriga de su rostro, que me hace voltear a verla sin permiso. No me agrada ni me desagrada. No me interesa ni me desinteresa.
Ahora las reuniones de obreros mayores que
forman un deformado círculo, algunos miran los rostros de desconocidos que
observan todos los días, otros ven al piso porque no aguantan tener una mirada
en los ojos ajenos. Las narraciones son idiotas e idílicas, lejanas a la
realidad que vemos a diario, tratan de plantear una ley, una reforma como los
sedentarios políticos, pero caen en lo mismo de siempre, sus ideales son tan
divinos y hermosos que jamás llegaran a ser respetados por los mayores obreros
de esta fábrica de conocimiento errado. No tenemos que hablar porque sí,
tenemos que hablar porque el impulso y desesperación es gigante en el interior
de nosotros.
¿Quién soy? No es una pregunta que tenga que
responder las cartas mágicas o la esfera de cristal, es una pregunta que pueda
resultar fácil para los ignorantes creyentes de sus propias leyes incoherentes.
¿Quién soy? Lo pregunta nuevamente, esta vez con
mayor convicción y yo no sé qué responder, yo no me conozco, las palabras
chocan unas con otras y se me desarman dentro de la mente, la respuesta es
extraña como sus labios quebradizos que me observan callados. La respuesta es
rápida e improvisada, el corazón palpita más de la cuenta, la postura se pierde
mientras todos te observan y escuchan dentro de ese círculo deformado por su
ignorancia para hacer algo perfecto y hermoso.
Luego de tanto calor se recompone, se levanta
del sucio pavimento de perros que ladran por desconocimiento e inseguridad. Con
sus pies ya firmes, el torso tratando de inhalar un poco del contaminado
oxígeno.
Ha pasado tiempo, algunos años y vuelvo a
escribir refiriéndome a ella, han pasados incontables meses y ese rostro que me
producía una sensación extraña de frío que me despedazaba toda la piel se ha
esfumado, ahora es un rostro más del montón, una más de ese mar de cabezas problemáticas
que no pueden dirigir con exactitud sus extremidades, se escapan de sus órdenes
y golpean, ahorcan y asesinan sin permiso. Sus manos manchadas de lágrimas y
sufrimiento ajeno que producen risas prolongadas dentro de su propio círculo
deforme.
Tan solo reconozco el rostro y la extraña voz
apagada, lo único que le quedan son sus obsesivos ojos que posan para la cámara
y sus endemoniados flashes. Lo otro que era su esencia tan bondadosa he
inteligente se lo llevo el tiempo.
Todos entran a la red de carnadas, como peces
bipolares de rojizo color que entran a la red de desconocidos marineros sobre
su buque de cristal.
Todos entran a la red para compartir imágenes de
drogas y polvo blanco, para difundir vídeos de anarquía y destrozos a la
fuerzas del orden. Todos ellos quieren de alguna u otra forma ser como esas imágenes
que provienen de lejanos países que tal vez jamás conozcan en su asquerosa vida
encerrados dentro de una pantalla de plástico.
Todos ellos comparten contenidos audiovisuales
de drogas y anarquía rebelde, muy mala y temeraria, (seguro) Pero sin darse
cuenta, ellos jamás han probado lo que es inhalar algo por sus fosas nasales,
ellos jamás han sentido que es incendiar un vehículo del gobierno.
No tienen
idea de nada.
O prácticamente de casi nada.
Tan solo se quedan sentados en medio de esa luz
que aparece en ese recuadro egoísta. Sienten el deseo de estar dentro de ese círculo
deforme de amistades y desconocidos diarios.
No, no sollozaras nunca más, no te debilitaras
nuevamente y caerás sobre el caliente pavimento mientras a tu alrededor camina
gente con zapatos de grandes cordones apretados y sofocados calcetines sudados.
Los intercambiables peatones caminan y te acosan con su mirada, por su mente
crean y divulgan diferentes historias de tu estado actual.
Levántate y se uno más de ellos, resurge y sigue
la estela que dejan sus pies de trabajo semanal.
Serás una cabeza más de ese mar de gente con
rostros transferibles.