Perdido en un bosque, la
señorita se pierde con sus ojos húmedos, lanzado
al mundo como un ser inservible, termino mi estadía en vuestro planeta tierra
como un ser inservible. Tan predecible que me hubiera gustado escapar del
frondoso bosque matutino, las bestias atacan por sorpresa cuando la noche
cobija a los criminales y la luz se vuelve escasamente necesaria.
Perdido en un bosque, la
señorita corría con una herida en su tobillo, trate de seguir sus huellas pero
su marca se adentraba más y más hacia el interior de este desesperado bosque.
¿Dónde está señorita? ¿Por qué huyo de mí?
Perdido
en un bosque del cual desconozco su nombre. Las ninfas aparecen en mis peores
pesadillas para mostrarme el camino erróneo, tengo frío y hambre. Estúpidamente
soy exactamente igual al bebe que solía ser el primer día en vuestro planeta,
tan inservible y asustado de la nada.
Perdido en el bosque, la
sangre de la señorita de fríos ojos se observaba por todas las rocas ¿fue
devorada por una bestia? ¿Tengo que preocuparme de ella?
Sentimiento
de culpa, ¿tenía en mis manos la fuerza para salvarla? En estos momentos debe
estar muerta, asesinada por la naturaleza que la vio crecer. Que la vio morir.
Este sueño es tan divino,
tan fantasioso.
Necesidad de objetivos,
necesidad de estímulos que puedan mejorar el día, no saber que quiero, ¿Por qué
hago todo esto? ¿Por qué estoy estudiando estadísticos y residuos? Valores
perdidos y variables, los quiero asesinar uno por uno, desahogarme con su
muerte para así poder descansar de tanta basura junta. Es tan aburrido.
No
lo necesito, no espero aprender todo esto, solo necesito un rumbo, ¿Qué hacer?
No lo sé, tanta incertidumbre en cada pensamiento, en cada palabra que sale de
mi boca, tanta bazofia junta. ¿Lo sabias? ¿Conocías este sentimiento tan
irracional?
Quiero
escapar, no quiero seguir con estas inicuas clases que me producen indigestión.
Me quedaría a hablar de mis problemas pero se está haciendo tarde, tan perdido
en esta ciudad donde las puertas se cierran una por una. Donde no puedo
encontrar motivaciones o claridad dentro de toda esta neblina que nubla mi
camino. La vida continúa y si no la sigues morirás.
¿Falta
de madurez? Siempre he tenido ideas claras, o al menos pensaba que las tenía,
no tenía miedo al futuro porque el presente era demasiado hermoso, pretendía
jugar y estudiar, odiar y amar, caminar y dormir. Nada más, nada menos.
Ahora mi cabeza esta
acomplejada por cuestiones banales, ¿necesito a un soberbio psicólogo? Estoy
estudiando para llegar a serlo. Lo odio.
Púdranse, cada uno de sus
autores, cada ideología filosófica, cada pensamiento mental ¿Estímulo y respuesta?
Hablar de ellos, hablar de
mi o de ti, no conozco a nadie, por ende no puedo amar u odiar a nadie, hablan
entre ellos, proponen planes para el fin de semana. Se conocen entre ellos, con
sus modas y estereotipos copiados desde un país desarrollado. Tengo clases de
mentiras, de mentiras para aprender a mentir. Es obvio ¿No?
El profesor pedía que nos
juntáramos en diferentes grupos y cada integrante tenía que decir una cualidad
buena al otro, aun sin que lo conociera, aun cuando jamás hubiera visto su
rostro. Era mi turno y tenía que decirle algo bueno a cada uno, inventaba en mi
retorcida cabeza algo que se le pudiera aplicar a ellos, algo que se pudiera
relacionar, así sucesivamente fui diciendo mentiras y más mentiras, los
integrantes del grupo me observaban y sus rostros se tornaban felices, hasta
algún sujeto me lo agradeció. Solo eran mentiras.
Al
llegar mi turno de recibir halagos, cada uno de ellos tenía que decirme una
cualidad buena, los escuche uno por uno, y mi estado de ánimo incremento, se
formó una minúscula sonrisa, me agradaba lo que escuchaba. Eran halagos que
jamás pensaba recibir.
Termino la clase, todos se
fueron con el ánimo elevado, yo estaba agradablemente positivo. Caminando pensé
un poco más, caminando el positivismo desapareció, todos esos halagos eran
porque el profesor así lo dicto, ese era el ejercicio que todos tenían que hacer,
las cosas que yo les dije a los demás eran falsas porque no los conocía, ellos
también mintieron porque no conocían nada de mí, solo lo dijeron porque era
obligación.
Todo era mentira para aprender
a ser un hipócrita, me resulto plástico, una porquería, una ilusión, un
estímulo temporal que se diluye con los pensamiento. Nada de eso era real.
Me
sentí molesto pero a la vez pude abrir los ojos, reaccionar para no quedar
encerrado en la hipocresía misma.