Frente a frente, fijando la vista en la pared
oxidada por inoportunas inundaciones climáticas en donde el cielo lloraba a
cantaros en esas noches oscuras donde confundía tu mano con las pequeñas flores
marchitas que uno deja en el camino y no recuerda nunca más.
La lluvia caía sin remedio sobre el eterno pelo
negro, no poder seguir por el demente sendero carmesí cuando la sangre salía de
las rocas. Forjaras tus herramientas y la lluvia seguirá allí, esperando por
ti.
Tropezar en distintas oportunidades mientras
alrededor los perros olfatean todos tus pasos, las distancias se acortan y no
existen muchas formas de poder sobrevivir en esta competencia anónima donde no
se puede confiar en nadie, tan solo en la sombra que escapa de tus órdenes
cuando te descuidas.
No hay cuerpos aquí, es solo una brisa que
acalla pensamientos. Tan solo es una brisa, que ya conocía, tan solo una brisa
que acalla los sentimientos que tenemos tan dentro de nuestro interior.
Refresca a este percudido malherido al borde del
pavimento, de toda una vida que se sienta sobre el frio cemento que fue
concretamente creado por obreros que vienen desde muy lejos para alimentar a
sus mascotas de medianoche que lloran y sangran por algún alimento, que sangran
y lloran por volverte a ver. Dejando a
su suerte cuatro billones de vidas sobre el cielo que levita por esa intención
que algún día, tarde o temprano tendremos en nuestra vida.
Tú eres como una luz que se enciende en una
noche oscura y lluviosa que alegra al espíritu para que logremos ver nuestro
sendero....
Yo soy como una luz que se apaga en un día soleado, a nadie interesa.
Y en ocasiones mis acciones son tan crudas como
una luz que se apaga en la mitad de una tormenta de oscuridad, provoca esa
desdicha interior donde se exprimen corazones que no lograron saltar esa
barrera invisible que muchos creamos a base de nuestros prejuicios y errores
cometidos en la vida diaria.
¿Pero qué haces ahora? El dolor muscular te
tiene sentado en medio de una pantalla luminosa que controla todos tus
movimientos y tu mente no tiene ni voz ni voz, nada de voz. Si estas arriban,
sobre mi cabeza ¿Por qué no logras ponerte de pie y luchar con fuerzas?
En ocasiones me pierdo en un laberinto que yo mismo cree lleno pesimismo y personalidades que me gustaría llegar a ser, pero luego se deduce
que la personalidad es propia y un acto tan natural es difícil de cambiar al
igual que la cascara que llevas sobre esa carne roja que tanto gusta a esas
fieras que tienes como mascotas.
Rugen, sangran y lloran por saborear tu carne,
despedazar tus tendones y saciar así su hambre. Ahora están enjauladas por
nuestro bien común.
Seguramente tropezaras y sangraras, seguramente
lloraras y maldecirás el momento de nacer, seguramente enfermaras y morirás,
seguramente alguien llorara por ti, seguramente tu lapida será escupida y
destruida, seguramente nadie te recordara y tus restos se convertirán en un
buen fertilizante para plantas. Y seguramente volverá el cielo a llorar a
cantaros en búsqueda de una nueva víctima desprevenida que se pierda en ese mar
de dudas y jamás podrá llegar al final del sendero que te propusiste superar. Jamás
llegaras a tu destino.
Voltear para mirar hacia atrás en búsqueda de
una sonrisa, tan solo encontrar depravación y gente agonizando.
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