15/4/14

La ruta se repite.


En la tv muestran lo mismo cada noche, remezclado para despistarnos, y esos ojos que recuerdo cuando apago la pantalla con el control universal que desearía poder presionar un botón y detener el tiempo, también retrocederlo y adelantar el universo en búsqueda de esa mirada perdida de hace algunos años o esos labios quebradizos que se mantienen sellados al pasar las horas.

La figura que crea tu sombra, se multiplica y se divide a la vez cuando caminas y pasas por debajo de una luz, la mañana es fría y el aliento sabor a crema dental tiene que aguantar todo el día, todos los besos que desearía, todas las caricias y cosas extrañas que me hacen sudar frio. Esa sensación tan magnifica y extranjera que ciento en todos los poros de la piel a cruzar miradas, bajo los ojos porque no puedo sostenerla, mirando al piso me tropiezo y caigo. Algunos ríen, nadie extiende una mano, en una pared te haces la indiferente y disimulas esa pequeña risa ciega que se dibuja en el extremo de tus labios sellados.


Necesito algo más, esa miel de las compañías mecánicas que me están dejando sordo, pronto no podré escuchar tu voz, esa voz con la que aun espero interactuar.

No causas excitación o cosas por el estilo, la figura sobre el pavimento húmedo crea una ilusión utópica, extraído desde uno de mis mejores sueños.  La imaginación no tiene límites y no duerme en mi cabeza, la creatividad de páginas mudas no descansa, en la vida diaria caminando en la fría mañana húmeda imagino tu silueta a mi lado, en mis sueños recuerdo los escasos segundos en que compartimos a pocos centímetros sobre la mesa estudiantil que dejaremos en unos meses más. No podré volver a verlo, a nadie más, tal vez pueda escribirles pero no será lo mismo. Volveré a estar solo, tratare de buscar nuevas amistades intercambiables y las caminatas diarias serán aún más frías sin tu calor de sombra que me acompañaba en mi trayecto.


Hablabas conmigo dentro de mi retorcida mente, más bien, yo te hablaba dentro de mi cabeza, pero jamás respondías. Escribías, hacías señales he incluso dibujabas en alguna hoja o pared que tuvieras cerca, pero jamás abrías  los labios, los mantenías cerrados porque no conozco tu voz, no sé nada de ti, no me puedo imaginar lo que responderías a eso.

Tan solo sé que esta vez es distinto, es como un nuevo horizonte, diferente a las redes virtualmente azules, diferente a los sentimientos absurdos, eres incluso diferente a los patrones convencionales que ahora todos poseen, tanto viejos como jóvenes, tanto adultos como niños, tanto bebes como muertos en sus ataúdes por aspirar demasiado humo de trenes que no tienen vías para avanzar y se descarrilan formando una angustia terrible entre las familias de las victimas inmortales.

La biodiversidad  de especies, pero yo me refiero a un diversidad de humanos, tantas historias propias y conectadas que puedes llegar a encontrar en una sola ciudad ¿una sola ciudad puede albergar tantas historias?

No es la metrópolis o alguna capital de algún país, nada de eso, es pequeña y modesta como un uniforme obligatorio. Pero para mi asombro en este pequeño agujero desconocido al borde de las costas de oro que nos traen desgracias de vez en cuando, está llena de personas, cada una con una realidad muy distinta a la de al lado,  con familia, con amantes, con muertes y vivencias felices.


Cada individuo dentro de este acalorado nodo está destinado a vivir en un estado de cocimiento a fuego lento, mientras se prepara para tener edad de vivir y escapar, para formar una vida independiente de los demás. Cada uno es un sinfín de historias y desventuras que uno protagonista.

El glamour se dispara y ellos corren en búsqueda de algún autógrafo, se pinta los labios con delicadeza femenina que lleva en la sangre, las maniobras que hace con sus manos son impredecibles, sube y baja los dedos sobre ese aparato instrumental que era desconocido hasta que te conocí.


La gente quiere perder, la gente quiere escapar y olvidar las penas con alcohol, desea satisfacer sus necesidades carnales con un anillo sagrado o una mujer de media hora…. O más.


Cada uno toma un pesado martillo de acero inoxidable y destruyen las murallas, rompen y se llenan de polvo blanco.  Son muchos y discuten por un poco más de espacio al cual destruir, están desbaratando todo el nodo que creamos en dedicación y esfuerzo que paso desapercibido dentro de la tropa de orangutanes hambrientos de ira, las venas de sus brazos están cada vez más marcadas, el sudor le golpea el rostro pero eso parece no importarles.

Una vez más estas allí, un nuevo día comienza y llegas tarde como de costumbre, esa es la única cosa predecible de tu comportamiento, eres como una canción infinita que lleva el mismo ritmo por horas, horas y horas del mismo sonido y nadie sabe cuándo el solista muerto se levantara del piso y saltara con una explosión de canto furioso.

Agradar por agradar, esas personas que quieren de una forma u otra ser un mesías, agradar a todos y lanzar divertidos comentarios plagiados para que todos se rían, se acerca porque tú eres la próxima víctima, porque tú eres su nuevo amigo de la lista. Tienes que hablar con él y reír porque sí, porque así está escrito en su cabeza.

En ocasiones la gente es desconfiada y extraña, en otras las personas son razonables y justas, pero en mi caso las personas hablan con el equivocado, piden ayuda al equivocado, erran todo en mí. Yo no soy el que le dará dinero a un indigente, yo no soy el que ayudara a un anciano a ponerse de pie. Yo solo observo y camino, camino y observo el nuevo horizonte que acabo de construir gracias a tu tacto con la fría mano que jamás había tocado, jamás había sentido ese suave tacto primaveral que tan solo tu posees sobre esa tierna carne de delicadeza pecaminosa.


Pensar en cosas oscuras dentro de mi cuarto me aparta de la cruda realidad que tu llegaste a eliminar, ahora lo veo todo menos nebuloso, por fin puedo encontrar la llave que me libere de estas cadenas oxidadas por el húmedo pavimento en donde camino cada fría mañana he imagino que estas a mi lado escuchándome en silencio, como siempre lo haces en la mesa estudiantil.

Ojos extraños, labios quebradizos, rostro circular y exquisita risa que no logro entender, descifrarte es cómo tratar de armar un cubo rubí en un minuto, nunca fui bueno en eso y tampoco soy bueno en entender tu psicología.

Confusa como nieve que oculta mi visión, esquiva como una liebre salvaje, extraña como el invierno en verano y viceversa.

Mis trabajos personales dan lastima, ahora tan solo puedo esconderme de todos y esperar a que se vayan para sacar mi lápiz y tratar de dibujar su desigual rostro que parece un circulo cortado por la mitad. No estoy seguro si entenderá que trato de percibir su aroma cuando pasa por frente de la mesa escolar. No estoy seguro si tiene algún aroma, es como agua, ni olor ni sabor, pero cuando la necesitas, cuando tienes calor y la sed te agobia, ella es tan necesaria, es exquisita como su risa, es divertida e ingenua como un pequeño mamífero.


Voces y risas, silencio y bocas cerradas, ahora el sol se recuesta sobre el mar que golpea mi corazón en búsqueda de respuestas, pero al contrario de lo que imaginaba tengo más preguntas y menos respuestas cada vez que la observo. Todos preguntan por ella, algunos lloran y se cortan las venas, otros pierden el juicio y se rapan la mente, algunos lo disimulan y otros tan solo están excitados por la costumbre de los pequeños niños que cuando corren parecen que están bailando, con sus pequeños brazos de dinosaurio enfermo que se debe cuidar de comer terrones dulces como ella.

Tocarla es complicado, a menos que tengas personalidad pero eso la apartara más de ti, tan solo lleva un pilar de su ataúd en su boca para ser feliz. El humo lo odio y ella es el humo. Es un gusto que me disgusta.

Mis ojos se deshidratan de tanto tiempo mirándola a escondidas de las observaciones que solo critican y no saben mucho. No es un beso ni para despedida que jamás la volveré a ver y todo este tiempo estuve encerrado en el buque de cristal al que tanto amaba, al que tanto olvide luego de que mis gustos cambiaran y buscaran parecerse a los demás compañeros, pero luego reconozco que esos sonidos me irritan, me aburren y no me gustan, me limito a escuchar lo mío y a escribir, a ser yo metido en una coraza a prueba de socialización con desconocidos.


Esas letras que pronuncias con esos labios son tan suaves y cordiales, tan pasivas y relajantes. No puedo perder el tiempo reaccionando de una forma anormal a lo que yo tenía pensado.

El sol brilla nuevamente sobre nuestras cabezas, las aves murmuran sonidos que me gustaría entender y lograr hablar con ellas, la humedad se convierte en nada y solo es recuerdo de la fría mañana de verano. El rey sol sube las escaleras del cielo y al mediodía se sienta en su trono que derrite cada hora, y  cada hora deben renovarlo. Reina nuestras cabezas y no hay espacio para oscuridades que me gustaban ocupar para salir de sus ojos acosadores. Pero ahora somos visibles como un faro en medio de la neblina.

La danza de lo absurdo avanza en el camino del amarillo gato que tengo que seguir para mostrarme el hogar de dicha mujer sombra. Esta vez solo hay oscuridad, el sol ya se ha ido a tierras lejanas y la hermosa luna imperfecta de grandes cráteres no apareció a la hora prevista, tampoco hay luces sobre mi cabeza, levanto la vista y solo hay oscuridad. Tu no estas a mi lado, la sombra desapareció sin dejar rastro ¿Dónde estás? ¿Por qué en el momento que más te necesito desapareces sin dejar una nota? ¿Por qué hablo solo en medio de la luz?

A lo lejos, muy a lo lejos se escucha un tren volador, han pasado veintiún hombres con las picotas sobre sus espaldas, llenos de carbón que oscurece sus almas de héroes como los ven sus hijos sin pecado en su interior. 

A veces duele ser ignorado, otras veces molesta ser el centro de atención, casi nunca estoy conforme con el trabajo que queda sobre el papel comprado. Pretendía soñar y no despertar hasta que mi perro ladrara por agua y sólidos, pero mi sueño idílico fue perturbado con ese rostro que observa y jamás interactúa con nadie, con casi nadie, con todos, menos conmigo. Se aparece sin permiso y se queda allí, muda, sorda y ciega, cualquier intención de comunicarme con ella es inútil, no reacciona a golpes ni caricias tímidas.

Nosotros que no lloramos por golpes físicos, pero si tiritamos por sufrimientos psicológicos, no podemos ser libres y tal vez nuestras alas hayan sido quemadas y dadas de comer a tu abominables mascotas. Tu esclavo tiene la navaja en su mano cuando te afeita, lo haz educado muy bien  para que no ocupe esa arma blanca en tu contra.

El perro ladra y ellos escuchan, los bebes lloran y ellos ríen, apareces con un débil suéter negro de abrasador calor que protege el alma de las percudidas flores.

Me gustan tus palabras. Me gustan tus ideas. Me gustas cuando caes y te levantas sin ayuda. No eres una más del montón. Escribir en telégrafo es cosa del pasado, la ciudad se agita y nadie tiene la culpa de que yo viva aquí.

En la radio se escuchan sonidos psicológicos, en las fábricas el producto siempre es erróneo de color rojo y el tráfico ya no se aglomera como solía ser antes, esas mañanas duras cuando despertaba con tus ojos en mí mente ¿Has visto ese eclipse de luna roja? Yo me lo perdí y tal vez no pueda volverlo a ver, tal vez no pueda recuperarme y tal vez no pueda volverte a ver.


Segundo escrito de la "Danza de lo Absurdo"



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