19/9/15

Casi se ha ido.

Año nuevo, solo un nuevo día.

Es tarde, estrangulados por las compras de la navidad veraniega y luego llegan las capitales compras de nuevo año, festejar, brindar, reír y sobre todo disfrutar.

Los idiotas con sus costumbres de buena suerte, cucharadas de legumbres, comer uvas o ponerse ropa interior del amarillo regurgitado.

Los imbéciles con sus deseos puros para el nuevo año, le piden a un viejo gordo y barbón inexistente y después piden más ¿somos tan ridículos?

Deseos que se reflejen en la economía personal, en las relaciones amorosas y demás deseos para el año venidero.

Todo resulta ser una simple ilusión, gente en busca de oportunidades de seguir las imbéciles costumbres. Personas comen, personas festejan, personas bailan, personas beben alcohol, personas mueren, todo siempre es igual y no estoy seguro que cambie.

Un nuevo año para ser mejor, un nuevo año para cambiar, un nuevo año que al final de cuentas es igual al anterior, nada cambia, solo tu idiotez se incrementa. Es lo único de lo que estoy seguro.

¿No hablas? ¿No interesas? ¿Piensas que estas psicológicamente enfermo?


Bueno, te entiendo, estamos igual. Bonitas luces en los cielos que se reflejan en el mar de medianoche. Simplemente procura descansar tu cabeza sobre las rocas que palpitan el océano.

Paso el tiempo de la escritura destructiva, paso la hora del brindis festivo, paso el minuto en que pensaba que te amaba, paso la estupidez y llego la cordura que tanto necesitaba.

Boca apretada, no sueltas ni una palabra de entre tus labios, los dientes filtran una verdad que sale a la luz privada en donde los de la lengua mueren primero. Mucha azúcar sobre el ojo, la garganta no aguanta tanto dulce, ¡necesito agua! La azúcar consume mi boca, el sonido destruye la salud gastada, el comestible contiene mucha dulzura y no aguanto el dolor del sodio.

Corre y cae, levantarse ¿para qué? Si al fin sabemos que caerás de alguna u otra forma, caerás lloraras, sangraras, enfermaras y morirás, esa es la estúpida vida que llevaras, si sigues así pareces de otro mundo, tu cuerpo, tu aspecto, tu mirada, todo es divino y perfecto, aun no me doy cuenta que eres una más del corral de los perdidos.

Recuerda el tiempo, la arena del reloj lo destruye, los recuerdos que tanto me aferre por cuidarlos los rompiste en segundos, no queda mucho de aquella persona que conocí cuando era feliz de verdad, no esa felicidad de papel que se marchita con el tiempo de arena.


Ayer en el salado mar deje que las olas se llevaran los percudidos pétalos ensangrentados, la arena salto a mis ojos y las lágrimas no cesaron, el rojo ojo no es por la importancia tuya, sino que es por el  desgarro de no volverte a observar.

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