Año
nuevo, solo un nuevo día.
Es
tarde, estrangulados por las compras de la navidad veraniega y luego llegan las
capitales compras de nuevo año, festejar, brindar, reír y sobre todo disfrutar.
Los
idiotas con sus costumbres de buena suerte, cucharadas de legumbres, comer uvas
o ponerse ropa interior del amarillo regurgitado.
Los
imbéciles con sus deseos puros para el nuevo año, le piden a un viejo gordo y
barbón inexistente y después piden más ¿somos tan ridículos?
Deseos
que se reflejen en la economía personal, en las relaciones amorosas y demás
deseos para el año venidero.
Todo
resulta ser una simple ilusión, gente en busca de oportunidades de seguir las
imbéciles costumbres. Personas comen, personas festejan, personas bailan,
personas beben alcohol, personas mueren, todo siempre es igual y no estoy
seguro que cambie.
Un
nuevo año para ser mejor, un nuevo año para cambiar, un nuevo año que al final
de cuentas es igual al anterior, nada cambia, solo tu idiotez se incrementa. Es
lo único de lo que estoy seguro.
¿No
hablas? ¿No interesas? ¿Piensas que estas psicológicamente enfermo?
Bueno,
te entiendo, estamos igual. Bonitas luces en los cielos que se reflejan en el
mar de medianoche. Simplemente procura descansar tu cabeza sobre las rocas que
palpitan el océano.
Paso
el tiempo de la escritura destructiva, paso la hora del brindis festivo, paso
el minuto en que pensaba que te amaba, paso la estupidez y llego la cordura que tanto necesitaba.
Boca
apretada, no sueltas ni una palabra de entre tus labios, los dientes filtran
una verdad que sale a la luz privada en donde los de la lengua mueren primero.
Mucha azúcar sobre el ojo, la garganta no aguanta tanto dulce, ¡necesito agua!
La azúcar consume mi boca, el sonido destruye la salud gastada, el comestible
contiene mucha dulzura y no aguanto el dolor del sodio.
Corre
y cae, levantarse ¿para qué? Si al fin sabemos que caerás de alguna u otra
forma, caerás lloraras, sangraras, enfermaras y morirás, esa es la estúpida
vida que llevaras, si sigues así pareces de otro mundo, tu cuerpo, tu aspecto,
tu mirada, todo es divino y perfecto, aun no me doy cuenta que eres una más del
corral de los perdidos.
Recuerda
el tiempo, la arena del reloj lo destruye, los recuerdos que tanto me aferre
por cuidarlos los rompiste en segundos, no queda mucho de aquella persona que
conocí cuando era feliz de verdad, no esa felicidad de papel que se marchita
con el tiempo de arena.
Ayer
en el salado mar deje que las olas se llevaran los percudidos pétalos
ensangrentados, la arena salto a mis ojos y las lágrimas no cesaron, el rojo
ojo no es por la importancia tuya, sino que es por el desgarro de no volverte a observar.
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